La importancia del entrenamiento invisible

El entrenamiento no acaba cuando termina nuestra sesión diaria, sino que va mucho más allá. Debemos recordar, si queremos mejorar nuestro rendimiento, que somos deportistas 24 horas al día.

¿Y que queremos decir que somos ciclistas las 24 horas? Normalmente, asociamos el entrenamiento a nuestra sesión de ciclismo, de fuerza, o de cualquiera de las actividades físicas que realizamos con la intención de mejorar nuestro rendimiento, pero el entrenamiento está presente todo nuestro día, y a esto es a lo que llamamos entrenamiento invisible. Todas aquellas actividades que realizamos a lo largo de nuestra jornada, y que interfieren indirectamente en nuestro rendimiento como son la alimentación, hidratación, descanso, material, terapias o la preparación psicológica.

Si pensamos en cómo es un día normal en nuestra vida, nos damos cuenta que pasamos muchas más horas sin entrenar que entrenando, por lo que parece lógico darle la importancia que se merece a este entrenamiento invisible, el cual es un pilar fundamental para mejorar nuestro rendimiento.

A continuación os dejamos unas pautas a seguir que nos ayudará a mejorar el nivel de nuestro entrenamiento invisible.

1.- Alimentación: Debe ser equilibrada, y en líneas generales debe contener 50-60% Carbohidratos, 25-30% proteínas y 12-15% de grasas. Resulta esencial recargar los depósitos de glucógenos tras el entrenamiento para mejorar la recuperación, debemos hidratarnos correctamente, y realizar un aporte adecuado de hierro y vitaminas.  Además, debemos tener en cuenta, el consumo de frutas y verduras, así como evitar las grasas saturadas y alimentos refinados como la bollería industrial, que no nos aportan ningún beneficio. A la hora de distribuir nuestras ingestas diaria, recomendable hacerlo en 5 tomas durante el día.

2.- Descanso: Un buen descanso se traduce en mejoras del rendimiento, en contra de lo que puede parecer. Sino se descansa correctamente, no asimilaremos la carga de entrenamientos que vamos acumulando, y a la larga lo único que conseguiremos será el temido sobre entrenamiento con el consecuente desgaste para nuestro organismo. Por eso se hace imprescindible, ya no solo el descanso nocturno, sino que será necesario uno o dos días de descanso a la semana según nuestro nivel y objetivo para que nuestro cuerpo este preparado para los siguientes entrenamientos o carreras. Además, introducir semanas de descarga en nuestro plan de entrenamiento será positivo de cara a conseguir nuestras objetivos y alargar nuestra temporada.

3.- Terapias recuperadoras: Acudir al fisioterapeuta una vez al mes como medida preventiva es la mejor opción para lamentarnos de sobrecargas y lesiones más importantes. También podemos recurrir diariamente, o más asiduamente, a otras terapias como puede ser, la hidroterapia, que podemos realizarla en casa a través de baños de contrastes, al uso de electro-estimuladores en sus funciones recuperadoras, o a auto-masajes para descargar nuestras piernas tras una dura sesión de entrenamientos.

4.- Preparación psicológica: Esta preparación implica tanto la motivación por cumplir nuestros objetivos y entrenamiento diarios, como un buen análisis de nuestra situación actual. En este sentido la motivación es fundamental, por lo que no hay que plantearse objetivos inalcanzables, ni tampoco a muy largo plazo. SI nuestro objetivo fundamental esta a final de temporada, debemos poner otros objetivos intermedios. Por otro lado debemos tener en cuenta que el 99% de los corredores no somos profesionales, por tanto hay que saber ordenar nuestras prioridades y organizarse bien. Planificar nuestras semanas de entrenamiento teniendo en cuentas nuestras obligaciones laborales y familiares minorará casos de frustración y malestar por no haber podido realizar un entrenamiento, que en muchos casos se había planeado sin tener en cuenta estos aspectos.